LA PANDEMIA DE COVID-19 Y LA LUCHA DE CLASES CONTEMPORANEA, EN EL MUNDO Y EN MÉXICO

Pronunciamiento
PARTIDO POPULAR SOCIALISTA DE MÉXICO

Introducción

Puesto que todo cambia de manera constante en el Universo, la vida y la sociedad, jamás fenómeno alguno se repite una segunda vez. Todos son únicos. En este sentido, es verdad que una pandemia como la de este momento nunca la había habido; los virus y demás agentes infecciosos que las causan, siendo materia orgánica, mutan, produciendo nuevas cepas. La mutación es la forma del cambio cualitativo de toda la materia dotada de vida. Periódicamente aparecen nuevas cepas; así ha sido por los siglos de los siglos, desde millones de años antes que apareciéramos los humanos, y así seguirá siendo.

Pero, no obstante que la humanidad ha padecido de numerosas epidemias y pandemias a lo largo de su existencia, la sociedad humana actual es única e irrepetible; sus características concretas de este momento concreto son distintas a las de hace unos pocos años, porque, aún sin darse cambios de calidad, sí los ha habido cuantitativos. Las diferencias son mayores a mayor alejamiento en el tiempo, naturalmente. Pues bien, una cepa viral nueva y una sociedad distinta hacen una combinación que de igual manera es diferente.

¿Cómo impactará previsiblemente esta pandemia en la realidad social? ¿Acabará con el neoliberalismo, o de plano con el capitalismo, como han imaginado algunos autores, o, al revés, fortalecerá a la clase social mundialmente dominante, la oligarquía financiera, y causará retrocesos a los pueblos en sus aspiraciones de edificar un mundo mejor, como especulan otros? Es decir, ¿en qué sentido y de qué magnitud serán los efectos de la pandemia en la organización social? Esta es una cuestión en la que el Partido Popular Socialista de México, siendo un partido de la clase trabajadora, marxista, leninista y lombardista, que se esfuerza por ejercer la política revolucionaria como lo que es: la ciencia de la transformación de la realidad por una superior, debe establecer de manera pública una posición sustentada, y es la siguiente:

La sociedad humana hoy

Lo primero es precisar las principales características de la sociedad mundial en nuestros días. Consisten en la diversidad de grados de desarrollo de las fuerzas productivas entre unos y otros países, algunos altamente desarrollados y otros muy poco; en lo injusto de la distribución de la riqueza, en muy pocas manos –cada vez menos, por cierto– y en un puñado de potencias, a expensas de la inmensa mayoría humana; en el hecho de que el modo capitalista de producción es el dominante, todavía, pero está en avanzado grado de descomposición, presa de una “crisis multidimensional e intensa, que estremece la estructura del sistema y todas sus superestructuras; desquicia al ecosistema y pone en riesgo la subsistencia de la humanidad y quizá de todas las formas de vida superior”, como lo valoró el XXI Congreso de nuestro partido. Otra característica muy importante del momento actual radica en el agudo enfrentamiento que se da entre el imperialismo y todos los pueblos del mundo, mismo que constituye la forma más aguda de la lucha de clases en la actualidad. La clase social mundialmente dominante empeña en esta lucha todos sus recursos –incluidos los más perversos—para alargar su predominio lo más posible, y la clase trabajadora y los pueblos, nos esforzamos por liquidar esta realidad injusta y construir una superior. Y no podemos perder de vista que, esta lucha frontal, siendo un rasgo de carácter global, sin embargo, toma características particulares en cada región y en cada país concreto.
Nuestra región, América Latina, y nuestro país, viven la misma realidad planetaria, pero, conforme a su propia situación, como es natural.

En América Latina, el enfrentamiento referido se manifiesta en la cada vez más intensa intromisión del imperialismo yanqui en los asuntos internos de nuestros países, orquestando “golpes blandos” para deponer a los gobiernos no neoliberales donde quiera que han surgido, como los de Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia, entre otros, y reponer a sus lacayos, neoliberales, ahora más entreguistas y más violentos contra sus pueblos, como lo ejemplifican Macri, Bolsonaro, Añez y Moreno, que lindan en el fascismo.

Y en México, la misma contienda se ha traducido en el hecho de que, cuando hace escaso año y medio, luego de décadas de duras luchas, por fin los mexicanos logramos salir de la pesadilla neoliberal que nos asfixió por largo tiempo, de inmediato, el imperialismo y sus lacayos acometieron contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno, por el carácter no neoliberal que le imprimió, progresista y patriótico. Se han servido de los mecanismos del “golpe blando”, que ya experimentaron con otros pueblos de América Latina y que, por lo mismo, han podido refinar. Y, con el transcurrir del tiempo, han ido elevando la intensidad de su agresión y descarando sus métodos.

El mundo, nuestra región y nuestro país estaban así, cuando sobrevino la pandemia de Covid-19 y, sobre esa compleja realidad producirá previsibles consecuencias.

Efectos de la pandemia de Covid-19 en una sociedad disímbola

Con los estragos que ha causado en la salud y las vidas de los pueblos de países como Estados Unidos, Gran Bretaña, España e Italia, entre otros, la pandemia puso a la vista las enormes deficiencias de los sistemas sanitarios en los países capitalistas, incluso los más ricos, los más desarrollados, y la naturaleza antisocial, inhumana y parasitaria de este sistema. Y también ha puesto a la vista el hecho de que, a sus gobernantes poco los interesan las vidas humanas, y, mucho más, les importan cuestiones mezquinas, como la producción y acaparamiento de riqueza; la disputa entre grandes potencias por los mercados y la hegemonía global; y hasta los cálculos electorales, como lo demuestra Donald Trump, figura paradigmática de las principales lacras de los gobernantes imperialistas de nuestro tiempo.

Además, dejó muy a la vista lo hueco del infundio de que ellos, los patrones, son los productores de empleos y de riquezas, pues si los obreros, los campesinos, los científicos, los artistas dejamos de laborar, toda la economía se derrumba.

Por otra parte, quedó manifiesto el carácter profundamente inhumano y la cruel perversión del imperialismo yanqui, en la manera en que ha aprovechado la pandemia para extremar su agresividad contra Cuba Socialista y Venezuela Bolivariana, entre otros casos, hasta llegar a niveles de brutalidad sin precedentes.
Y los inmensos daños que la pandemia ha producido en los países capitalistas dependientes, exhiben el tremendo drama que entraña su subordinación económica y política, que les impide desarrollar sus fuerzas productivas e instaurar regímenes socioeconómicos justos, por medio del ejercicio de la autodeterminación de sus pueblos.

En contraste, la Covid-19 demostró una vez más, a los ojos de todo el mundo, el carácter altamente humanista y solidario de Cuba Socialista, cuyos médicos se diseminaron por todas partes, en auxilio de los más diversos pueblos, salvando incontables vidas y restaurando la salud de decenas de miles de personas, de todos los continentes.

Sus efectos en México

A México lo tomó en un momento coyuntural muy difícil, pero, por fortuna, promisorio. Los gobiernos neoliberales no sólo se apropiaron de enormes bienes colectivos que eran del pueblo, convirtiéndolos en propiedad privada de unos pocos, sino que destrozaron todos los servicios públicos, como el de la educación, y el sistema de salud, que, fruto de la Revolución Mexicana, en sus tiempos fue un ejemplo para muchos países del mundo. Con el criterio del máximo lucro como objetivo supremo, convirtieron la salud en mercancía, y toda su actuación como gobernantes, en un ejercicio de corrupción galopante. Más de trescientos hospitales en ruinas, diseminados por el país; la precariedad salarial y laboral a que sujetaron a los trabajadores del área, médicos, enfermeros, etc., y la carencia de equipos y medicamentos, postraron al sistema estatal de salud, y coadyuvaron al florecimiento del gran negocio de los traficantes de medicamentos y de los hospitales privados, pero impagables para la mayoría de los mexicanos.

Por fortuna, el pueblo echó del poder a esa partida de entreguistas y ladrones, y, apenas unos meses antes del arribo de la Covid-19 a nuestra tierra, el presidente López Obrador, con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, INSABI, había iniciado la recuperación, difícil, penosa, a causa de los escasos recursos de que dispone el Estado, del sistema de salud convertido en escombros. Gran acierto. Y otro gran acierto fue el designar a un equipo de gran capacidad científica, a cargo de la tarea de enfrentar la pandemia en todos sus aspectos.

Los enemigos del progreso y la liberación de nuestro pueblo, por su parte, se han mostrado groseramente perversos al utilizar el azote pandémico, desgracia para la humanidad, como pretexto para arreciar su campaña contra el presidente López Obrador. Y, éste, en contra parte, ha resistido a pie firme, sin doblegarse, frente a la brutal andanada, llevada adelante por medio de las cadenas televisivas y la gran prensa, principalmente, pero también a través de las redes sociales, donde invierten grandes sumas para difundir calumnias y noticias falsas, acelerando su estrategia de “golpe blando” e intentando demoler la base popular que sostiene al mandatario, que, por fortuna, es enorme.

La crisis económica que viene

Una importante secuela de la pandemia consiste en que, al limitar la movilidad y las posibilidades de reunión de las personas, entre ellas, los trabajadores, como ya dijimos, afectó la producción y la distribución de bienes de todos los países del mundo, y la va a afectar mucho más, en tanto se mantengan esas restricciones. Con esto, está generando una contracción, que vendrá a ser una crisis concreta y de considerable magnitud, que no afectará a un organismo sano, como parecen dar por hecho los analistas burgueses, sino que agravará la otra crisis –la histórica—que sufre el modo capitalista de producción, en su etapa agónica.
Pandemia, crisis y lucha de clases

La pandemia –y, sobre todo su secuela económica—serán un factor que acelerará todas las contradicciones del capitalismo, sin duda, incrementará su ya previamente existente estado de postración y constituirá un acicate para la lucha de clases, que ya desde antes estaba altamente exacerbada.

Pero, de acuerdo con las leyes que rigen el devenir histórico de los pueblos, sólo ésta, la lucha de clases, acabará con este injusto modo de producción; sólo la lucha de los pueblos del mundo aniquilará al imperialismo y a su rostro actual, el neoliberalismo; no la pandemia causada por la nueva cepa del coronavirus, ni su secuela económica, por sí solas, como se ha especulado con estridencia, desde las filas del diversionismo ideológico. Y mucho menos fortalecerá al capitalismo, como también se especula.

Y esto es lo más importante para nuestra clase social y nuestro pueblo; para todos los pueblos del mundo. Porque lo que ocurra en los próximos meses y años será el resultado de nuestras acciones, y las de nuestros enemigos, el imperialismo, la oligarquía financiera, la gran burguesía y quienes les sirven; de cómo actuemos, cómo nos desempeñemos en la lucha diaria, y cómo lo hagan ellos, no en abstracto, sino en cada trinchera, en cada país, en cada región, cada quien en sus condiciones particulares; de seguro que, dada la multiplicidad de frentes de combate, tendremos victorias en muchos de ellos, pero tal vez también algunas derrotas en algunos; así es la lucha. Pero hoy mismo, nosotros, somos parte de quienes estamos forjando la sociedad que surgirá dentro de algunos meses, al término de la pandemia y de su secuela económica; éste es un hecho del que no podemos distraer nuestra atención.

En este marco, el Partido Popular Socialista de México considera que es momento en que la clase trabajadora debe arreciar su lucha por el advenimiento del socialismo en toda la Tierra, y todos los pueblos del mundo debemos incrementar la lucha en todos los frentes contra nuestro enemigo común, el imperialismo. Es momento en que los pueblos de América Latina debemos cerrar filas en la batalla hacia nuestra segunda y definitiva independencia, ahora respecto del imperialismo yanqui; y en que debe expresarse la más firme solidaridad entre todos los trabajadores y todos los pueblos del Orbe, rechazando, con su organización y sus acciones, la pretensión del imperialismo y la burguesía de agravar aún más sus condiciones de vida, con el pretexto de la pandemia y de la crisis. Es momento, en México, de defender con más energía que nunca al gobierno del presidente López Obrador, y, al mismo tiempo, de impulsar decididamente el proceso que con él se ha iniciado, hacia su profundización, hasta que nos lleve a la plena independencia de nuestro país respecto del imperialismo. Y es momento de redoblar la batalla de las ideas, para derrotar a las de la burguesía, el imperialismo y el diversionismo ideológico. Con nuestro accionar de hoy, como clase social y como pueblo, estamos definiendo la sociedad de mañana, nada ni nadie lo hará por nosotros.

Dirección Política Nacional del Partido Popular Socialista de México.

Abril de 2020.

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