Declaración de Principios

La lucha secular del pueblo mexicano por su independencia nacional —primero por su independencia política y después por su independencia económica— ha estado impregnada de un profundo anhelo de justicia social. Su móvil, no han sido las ideas abstractas, vacías de contenido, sino los objetivos concretos que, al elevar las condiciones de su existencia, conviertan en realidades tangibles la libertad de las personas, los derechos democráticos y la independencia plena de la nación.

Desde la Revolución de Independencia, que alumbró el nacimiento de México, hasta la Revolución iniciada en 1910, pasando por la Revolución de Reforma, el principal actor del drama histórico ha sido el pueblo trabajador. El mérito de los grandes hombres que lo guiaron en esas etapas críticas reside en que supieron ser sus fieles intérpretes.

El Partido Popular Socialista de México, surgido de la entraña del pueblo mexicano, al recoger esa herencia revolucionaria, declara que su objetivo fundamental es llevarla adelante en las nuevas condiciones de México y del mundo, con la convicción de que las aspiraciones fundamentales del pueblo sólo podrán alcanzar su plena satisfacción en una sociedad comunista.

México no ha estado nunca ni puede estar al margen de las leyes que rigen el proceso de las sociedades humanas. Su historia prueba que, aunque con particularidades propias y formas específicas, su transformación desde el régimen de la comunidad primitiva hasta el sistema capitalista, pasando por la esclavitud y el feudalismo, ha seguido las líneas generales del desarrollo de la sociedad descubiertas por el socialismo científico. El destino de México ha sido modelado con sus propios elementos, pero también con ingredientes de afuera. Cuando las ideas externas han contribuido a la solución de los grandes problemas y al avance del pueblo y de la nación, legítimamente se han convertido en patrimonio propio.

En las condiciones actuales del mundo, cuando el imperialismo, con todo su poderío económico, político y militar, se ha convertido en el principal obstáculo para el avance de los pueblos que luchan por su independencia y por vencer su atraso económico y social, el pueblo mexicano no puede alcanzar su plena independencia y los objetivos democráticos y de justicia social de la Revolución que inició en 1910, siguiendo el camino que la democracia burguesa ha recorrido en su larga evolución hasta llegar al imperialismo, su última etapa.

El Partido Popular Socialista de México declara que sólo un sistema de democracia popular puede alcanzar todos los objetivos de la Revolución Mexicana, convertir en realidad los postulados sociales inscritos en la Constitución de la República, y hacer avanzar a México mediante el uso cabal de su soberanía hacia un orden social sin explotadores. La democracia del pueblo significa la exclusión del poder público de los elementos ligados a las fuerzas reaccionarias, a los monopolios extranjeros y a sus agentes. El gobierno debe integrarse con auténticos representantes de la clase obrera, de los campesinos, de la intelectualidad avanzada, de la pequeña burguesía rural y urbana y de la burguesía nacional, bajo la dirección de la clase obrera.

Entre el pueblo de México y todos los pueblos de la Tierra que luchan por vencer el atraso, conquistar su independencia y construir sociedades socialistas, existen intereses comunes. Sus enemigos son los mismos: el imperialismo y la reacción interior. Esta comunidad de intereses es más patente entre los pueblos de la América Latina. Por tanto, el Partido Popular Socialista de México declara que una de las condiciones para el logro de las aspiraciones comunes de los países de América Latina es su solidaridad, su ayuda mutua y el estrechamiento de sus relaciones económicas, políticas y culturales, y la búsqueda de una estrategia de la región para enfrentar las serias amenazas que representa el proyecto imperialista de integración subordinada.

La solidaridad entre los pueblos no significa la intervención de los gobiernos de sus países en los asuntos internos de otros. En la lucha común por el advenimiento de una sociedad superior a la de hoy, cada pueblo ha de seguir sus propias vías de desarrollo. El Partido Popular Socialista de México declara que el socialismo en nuestro país será principalmente el fruto del movimiento revolucionario mexicano, de la madurez de la conciencia de clase del proletariado mexicano, de su entrenamiento político, de su organización, de su lucha, y, sobre todo, de su capacidad para conquistar la dirección de todo el pueblo trabajador, llevándolo al convencimiento de que sólo con el régimen socialista podrá liberarse de la miseria, de la insalubridad, de la ignorancia y del temor al futuro.

Los elementos más reaccionarios del imperialismo no sólo atentan contra la soberanía, la integridad y la libertad de nuestros pueblos, sino que, con el fin de mantener y restablecer la dominación capitalista en toda la Tierra no han vacilado en utilizar todas las formas de intervención: económica, diplomática, política y militar. Este último aspecto no solamente representa un permanente riesgo para la humanidad, sino que constituye un enorme dispendio de recursos que la humanidad demanda para la solución de sus seculares problemas económicos y sociales. Frente a esta realidad, el Partido Popular Socialista de México declara que continuará su lucha por el desarme total y completo; por el respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos y la no intervención en sus asuntos internos, y porque los recursos que ahora se destinan a la fabricación de armas de todo tipo, se oriente a resolver los problemas que agobian a millones de seres humanos.

El socialismo científico es una doctrina social y política esencialmente humanista. Su fin es la liberación del hombre de todas las formas de explotación a que ha estado sometido, a efecto de erradicar para siempre la miseria y la ignorancia e instaurar una nueva sociedad, en la que los valores materiales y espirituales creados por ella misma sean patrimonio común, como resultado de la cooperación fraternal entre todos sus componentes. Si los seres humanos han desarrollado las fuerzas productivas, han sustituido unas formaciones socioeconómicas por otras más avanzadas, han creado y enriquecido la cultura y establecido diversas formas de la superestructura jurídica-política, en la actualidad deberán realizar su lucha por crear las condiciones para que se realicen los fines del socialismo.

La vida del mundo y de México son cambiantes. Tesis válidas ayer o en otros lugares, pueden dejar de tener vigencia hoy o ser inoperantes en nuestro país. Esto significa que hay necesidad de analizar concienzuda y profundamente la realidad mundial y nacional, una y otra vez, para que nuestros programas y nuestras tesis respondan siempre a la situación cambiante. El dogmatismo, que pretende convertir las tesis y los principios en normas válidas para todos los tiempos y todas partes, ocasiona un gran daño a la causa revolucionaria. Lo mismo el sectarismo, que niega la necesidad de la alianza con otras fuerzas sociales y políticas para el logro de ciertos objetivos concretos. Son también peligrosamente dañinos el revisionismo que, con el pretexto de la originalidad del movimiento social de México, a la que se da un carácter absoluto, vuelve la espalda a la filosofía del marxismo-leninismo, y el oportunismo, que se conforma con éxitos parciales sacrificando las metas esenciales. El Partido Popular Socialista de México mantendrá una lucha resuelta contra estas desviaciones, se esforzará en elevar el nivel político de todos sus militantes y cuadros dirigentes, y librará de modo sistemático una lucha resuelta contra la ideología burguesa, fuente de esas tesis erróneas.

La unidad, independencia y elevación de la conciencia del movimiento obrero mexicano, su alianza con los campesinos y demás fuerzas progresistas, y la creación de un amplio frente democrático y antiimperialista, son obstaculizados por la división de los grupos que declaran basar su actividad en las ideas del socialismo. Por tanto, el Partido Popular Socialista de México se esforzará por la unidad de esos grupos y declara su disposición a fundirse en un sólo gran partido de la clase obrera sobre la base de un programa colectivamente discutido y aprobado, que tenga en cuenta la realidad nacional.

El Partido Popular Socialista de México declara que es un partido marxista-leninista y que sustenta, por tanto, la ideología del socialismo científico.

Con base en estos Principios, el Partido Popular Socialista de México formulará su programa general y sus demandas inmediatas, organizará su actividad permanente y estudiará cada problema para proponer su solución adecuada, convencido de que el desarrollo de México, impulsado vigorosa y hábilmente por la clase obrera y su partido —por hoy el propio Partido Popular Socialista de México— llevará a su pueblo a niveles de vida cada vez más elevados y justos, hasta que logre su liberación definitiva.