72 Aniversario del Partido Popular Socialista de México

72 ANIVERSARIO DEL PARTIDO POPULAR SOCIALISTA DE MÉXICO

  • Discurso pronunciado por el compañero Roberto Prado, el 21 de junio de 2020, en la reunión de la Dirección Política Nacional del PPSM ampliada con los miembros y candidatos a miembros del Comité Central, conmemorando el 72 Aniversario de nuestro Partido.

Compañeras y compañeros, miembros de la Dirección Política Nacional, miembros y candidatos a miembros del Comité Central

El día de hoy se celebra el 72 Aniversario de la fundación de nuestro glorioso Partido, el Partido Popular Socialista de México.

En el año de 1946, apenas había pasado la segunda guerra mundial —conflicto del cual habían surgido victoriosas las fuerzas revolucionarias del mundo, con la gloriosa Unión Soviética a la cabeza—, a contrapelo, en México la Presidencia de la República fue asumida por Miguel Alemán, presidente que, desde su nombramiento, se plegó a los intereses del capital de los Estados Unidos.

Por esa situación, el Maestro Vicente Lombardo Toledano, llamó a todas aquellas personas que se definían como marxistas-leninistas a discutir la situación política del país para trazar un Programa que impulsara la Revolución Mexicana, así como la línea estratégica y táctica a seguir para lograr dicho Programa. Fue así como en el mes de enero de 1947 se celebra en la ciudad de México la Mesa Redonda de los Marxistas Mexicanos, el antecedente más inmediato y de mayor influencia de la fundación del Partido Popular; en esa reunión participaron personalidades de todos los grupos de izquierda del país y en ella el Maestro Lombardo caracterizó lo que se sería el Partido Popular, principalmente:

  • No sería un partido marxista-leninista, sino uno de carácter democrático y antiimperialista, con el objetivo de aumentar los instrumentos de lucha por la liberación de México respecto del imperialismo norteamericano y, también, para ampliar el régimen democrático del país.
  • Sería un partido que impulsara los objetivos de la Revolución Mexicana, olvidados en esa época por el gobierno alemanista.
  • Sería un instrumento más de lucha por la ampliación del régimen democrático.

Inmediatamente se comenzaron a organizar los comités pro partido popular y el primero en hacerlo formalmente fue el Comité Juvenil, que realizó su primera asamblea el 22 de agosto de 1947; de ahí nació nuestra organización juvenil, denominada originalmente como Juventud Popular, luego Juventud Popular Socialista y hoy Jóvenes por el Socialismo.

Fue el 20 de junio de 1948 cuando se realizó la Asamblea Nacional Constituyente del Partido Popular, que desde ese día se enfrentó al poder público por haber abandonado los objetivos de la Revolución Mexicana y dañando gravemente los intereses políticos, económicos y sociales del pueblo mexicano. En 1952, la Asamblea Nacional del Partido Popular decidió postular al Maestro Lombardo a la Presidencia, quien haría un balance, destacando:

  • “La campaña electoral de 1952 era ya el principio de un ´frente unido´ con el Partido Comunista y el Partido Obrero Campesino, no sólo para la lucha electoral, sino para todas las labores que los tres partidos debían realizar juntos. Desgraciadamente, durante la campaña electoral los dirigentes del PCM no rompieron las relaciones que tenían con el candidato a la Presidencia, general Miguel Henríquez Guzmán, militar sin ligas con el pueblo, y que después se ostentaría como verdadero elemento dispuesto a servir los intereses del imperialismo norteamericano”.

Por la dinámica misma del desarrollo del país, el Partido Popular fue experimentando transformaciones y por el hecho de que su Dirección, principalmente el Maestro Lombardo, se guiaba por los principios del marxismo-leninismo, en el pleno del IX Consejo Nacional, llevado a cabo en el año de 1955, luego del informe “La perspectiva de México. Una democracia del pueblo”, presentado por su Presidente, el Maestro Vicente Lombardo Toledano, se resolvió la necesidad de que el Partido hiciera suyos los principios revolucionarios de la clase obrera, como guía ideológica y la necesidad de la construcción de una nueva forma de organización social, primero la democracia del pueblo y en futuro la construcción del socialismo. La resolución tomada, fue acogida con entusiasmo por la militancia del Partido, y en la Tercera Asamblea Nacional, efectuada en 1960, el Partido Popular adopta la filosofía del proletariado, el marxismo-leninismo, transformándose en un organismo político de la clase obrera y, además, adoptando el nombre de Partido Popular Socialista. Otro de los acuerdos de la Asamblea Nacional fue el de luchar por la unidad de acción inmediata con el Partido Comunista Mexicano y también con el Partido Obrero Comunista Mexicano. Sin embargo, la dirección del PCM puso muchos obstáculos para realizar la unidad, antes y después de la Asamblea, derivados de sus contradicciones internas y sus confusiones ideológicas.

Con la transformación del Partido se fortalece la línea estratégica y táctica trazada por el maestro Lombardo para que México alcance sus objetivos históricos: avanzar hacia la democracia nacional, la democracia del pueblo y finalmente la construcción del socialismo. Esta línea la definió el Maestro Lombardo como la del frente nacional democrático, patriótico y antiimperialista:

“El frente nacional democrático no puede ser un frente de la izquierda, porque la izquierda representa sólo a un sector de la opinión pública. Si de lo que se trata es de liberar a la nación mexicana del imperialismo, es necesario que concurran en el frente nacional todas las fuerzas que, por cualquier motivo, se enfrentan, aun cuando sea de una manera transitoria, a los propósitos del imperialismo. La izquierda debe ser la promotora y la vanguardia del frente nacional democrático, pero no debe aspirar a imponer a los sectores de la pequeña burguesía y de la gran burguesía su juicio en cuanto al método de lucha de cada una de ellas, sino vigilar que todos cumplan con la finalidad de luchar en común por metas determinadas. En otras palabras, la izquierda debe ser el motor de la formación del frente nacional democrático y, al mismo tiempo, la fuerza que vigile y dirija el funcionamiento de esta gran asociación de las fuerzas democráticas y patrióticas.”

En el año de 1968, ante el estallido del conflicto estudiantil, el Maestro Lombardo condenó de manera absoluta el uso de la fuerza y la represión, señalando que la única solución era el de un acuerdo pacífico entre los estudiantes y las autoridades, justo y democrático, apegado a la Constitución, que restableciera la paz; advirtiendo que el movimiento estudiantil había sido intervenido por la CIA —agencia injerencista del imperialismo norteamericano, especialista en desestabilizar y derrocar gobiernos progresistas, democráticos o revolucionarios—, contando con la participación de grupos ultraizquierdistas y de derecha, así como de políticos mexicanos resentidos o desplazados del gobierno, interesados en estorbar o romper el impulso que, aún con errores y deficiencias, se había dado en esos momentos a los propósitos de la Revolución Mexicana, los que entraban en contradicción con los intereses del imperialismo. El objetivo del capital transaccional fue y sigue siendo el de establecer y mantener en México un gobierno dócil y servil a sus intereses.

Sin embargo, lo que no advirtió el gobierno en ese momento, ni tampoco lo hizo el maestro Lombardo, porque ya no alcanzó a vivirlo, fue que el imperialismo logró penetrar en la estructura del gobierno con agentes formados por ellos, fieles a sus dictados. Con el pretexto de no admitir en los puestos de gobierno a los “revoltosos” egresados de la UNAM, del Politécnico y de otras universidades públicas, al gobierno poco a poco fueron arribando un grupo de “estudiantes notables” de las universidades privadas, que al paso del tiempo fueron copando los puestos de alto nivel en el gobierno mexicano; además, la gran mayoría de ellos fueron becados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para que estudiaran en las más caras universidades de los Estados Unidos, como las de Yale y de Harvard, entre otras.

A este grupo de notables, a los que en un principio se les conoció como los tecnócratas, o los Chicago Boys, por el hecho de que su carrera la hicieron en la burocracia y no en la lucha política y se enfocaron a impulsar las recetas económicas diseñadas por el consenso de Washington; pertenecieron, entre los más notables, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Pedro Aspe Armella, Emilio Lozoya Austin, Francisco Rojas, Luis Telles, Manuel Camacho Solís, Joseph Marie Córdova Montoya —de origen francés y de gran peso en el gobierno de Salinas— y otros más.

Todos ellos llevaron a una de las etapas más obscuras de la historia del país: la del neoliberalismo, a partir de Miguel de la Madrid, como presidente de México, periodo presidencial donde se posicionaron en los puestos claves de gobierno, impulsando una serie de medidas contrarias al interés del pueblo y la nación y preparando el asalto definitivo del poder, con el objetivo de destruir toda la obra de la Revolución Mexicana y entregar el país al capital financiero internacional.

Nuestro Partido, desde antes de que llegará al poder el primer gobierno neoliberal, advirtió que la patria se encontraba en peligro, que existía un plan diseñado por los Estados Unidos, que lo denominamos el Plan Tanaka para América Latina, que consistía en la aplicación de sucesivos proyectos para controlar la economía de nuestros países y que, en México, para implementarlo habían ideado la ejecución de un golpe de Estado incruento, mismo que quedó completamente materializado con el arribo de los tecnócratas neoliberales al poder.

En el año de 1988, ante el inminente peligro de la profundización de las medidas neoliberales en México, nuestro partido impulsó fuertemente su línea estratégica y táctica para impedir la consumación de los planes del imperialismo y la derecha, logrando conjuntar a las fuerzas democráticas y progresistas del país en el Frente Democrático Nacional, FDN, que con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza, se logró obtener el mayor número de votos para la Presidencia de la República; sin embargo, se impuso el fraude electoral, ante la carencia de una estructura de defensa del voto lo suficientemente fuerte para refrendar nuestro triunfo.

Después de ese proceso electoral, los elementos provenientes del PRI, agrupados en lo que se llamó la Corriente Democrática, en la práctica se retiraron del FDN y establecieron una alianza con una serie de aventureros que se decían de izquierda, que iban desde los eurocomunistas provenientes del deformado extinto Partido Comunista Mexicano, hasta trotskistas agrupados en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT. Con ellos y con el registro del Partido Mexicano Socialista, PMS, formaron el Partido de la Revolución Democrática, PRD; una masa amorfa, sin principios, sin estructura real, sin organización, que al poco tiempo se acomodó perfectamente en el modelo neoliberal.

Nuestro Partido, por su parte, fue el único que actuó consecuentemente, manteniendo su compromiso de combatir al neoliberalismo. Con valentía se enfrentó al poder público, incluso cuando no hubo más fuerzas con claridad política para oponerse al imperialismo —porque hay que tener claro que los neoliberales no son mas que sus lacayos—. En ese contexto, y por segunda ocasión en nuestra historia, tuvimos un candidato presidencial de nuestras propias filas, la compañera Marcela Lombardo Otero; lo que nos valió que todo el poder del Estado neoliberal; es decir, el gobierno, el Instituto Federal Electoral, IFE, los medios de comunicación, la Iglesia, el resto de partidos políticos que ya participaban en el juego de los neoliberales, el Poder judicial, se volcara en nuestra contra y con mil artimañas lograron arrebatarnos el registro electoral, mismo que pudimos recuperar al poco tiempo para  seguir dando la batalla.

En el plano internacional, la situación era por demás difícil: el imperialismo atacaba con todas sus fuerzas al sistema socialista, mismo que habían logrado penetrar con agentes a su servicio, como Gorbachov y Yeltsin. Los países socialistas, que durante décadas tuvieron que enfrentar la Guerra fría, la carrera armamentista, y la propaganda occidental y sin recursos —como los del saqueo de colonias, con los que sí contaban los imperialistas—, colapsaron a finales de los 80 y principios de los 90. Ese hecho repercutió, además, gravemente en la vida de nuestro Partido, que, aunque pertrechado con la filosofía del proletariado y toda la herencia del Maestro Vicente Lombardo Toledano, había tolerado en sus filas a personajes simuladores y oportunistas que habían hecho de la militancia su modus vivendi. Algunos de ellos abandonaron las filas argumentando que el Partido no podría democratizarse, que tenía una organización estalinista anquilosada y que lo que en ese momento se requería era un partido para el “socialismo democrático”. Otros pretextaron lo contrario, que había caído en posiciones oportunistas, y también se fueron.

Pero hubo otros que esperaron el momento oportuno para dar la estocada y, finalmente, en 1997 asaltaron el XVIII Congreso e implementaron una serie de acciones oportunistas que derivaron en la ruptura del Partido. Ante esta situación, los mejores cuadros consideraron —como lo explicó el compañero Cuauhtémoc Amezcua en varias ocasiones— que era necesario retomar la participación del partido de otros momentos, muy activa en el frente de la lucha de las ideas, analizando la realidad de manera profunda y sistemática para actuar en consecuencia, evitando la simulación y la mera repetición de citas de los clásicos y del propio maestro Lombardo, que indebidamente se había venido imponiendo en el seno de la organización. Volver a pensar con cabeza propia, dado que la dinámica contemporánea devino más intensa y constantemente se producen cambios, muchos de ellos no superficiales. Poner al partido a tono con la realidad del siglo XXI. Vincularse otra vez a las masas y ser el alma de sus luchas, como antes de que se enseñoreara la simulación y el oportunismo. Para evitar que se confundiera una y otra organización, la renovada respecto de la corrompida, el XIX Congreso, celebrado en 2002, por segunda vez transformó el nombre del partido que desde entonces pasó a ser el actual Partido Popular Socialista de México, PPSM.

A partir del asalto de los oportunistas, el partido ha vivido una etapa de lucha en circunstancias muy difíciles, pero a la vez muy prometedoras. Muy difíciles porque el modelo del neoliberalismo impuesto por el imperialismo se había fortalecido, el campo socialista había desaparecido y solo Cuba resistía heroicamente. En el país, prácticamente había desaparecido el campo democrático; el PPS de México era la única organización política revolucionaria que alzaba su voz por la liberación nacional, la independencia, la ampliación del régimen democrático y el continuo desarrollo social y económico de los trabajadores.

En el plano internacional, triunfó la Revolución Bolivariana con Hugo Chávez a la cabeza; luego vinieron cambios sustanciales en los gobiernos de Bolivia y el Ecuador. En Argentina y Brasil avanzaron las fuerzas progresistas. Los sandinistas retomaron el poder en Nicaragua. Toda América latina fue un hervidero y se inició el proceso de desneoliberalización.

En México a partir del proceso electoral de 2006, de nuevo se empezaron a mover las cosas en favor de la lucha librada por nuestro Partido. AMLO, hizo un viraje e inició un discurso que lo iba distanciando del neoliberalismo, y entre más era atacado por agentes del gran capital, más a la izquierda se iba recorriendo. Eso motivó que ya casi al finalizar la campaña nuestro Partido llamara a sus militantes y al pueblo en general a votar por la opción que constituía López Obrador. Todos conocemos la historia de cómo Calderón se robó la Presidencia. Para el 2012, con López Obrador ya claramente en el campo progresista antineoliberal se dio otra gran batalla y solo mediante las prácticas desleales, corruptas y fraudulentas, las fuerzas del neoliberalismo pudieron mantenerse en el gobierno.

Pero aquí inició una nueva etapa de organización del pueblo. Aglutinados algunos en torno al nuevo partido que había formado López Obrador, Morena, y otros en distintas trincheras, pero todos con el objetivo de echar del poder a los neoliberales, formamos un gran frente, que denominamos como el gran frente obradorista, llamando al voto masivo por Obrador, logrando una aplastante victoria en las elecciones de 2018.

Luego vino la difícil tarea de iniciar el nuevo gobierno que, desde el comienzo, a tenido que enfrentarse al gran capital transnacional y la oligarquía local; al Poder judicial, los gobernadores neoliberales, los congresos locales opositores y, sobre todo, a los medios de comunicación y el poder económico en manos de los adversarios, López Obrador habría de ser muy cautelosos. Quizá las primeras acciones de su gobierno se veían muy tímidas, tan es así, que muchos creyeron que no habría cambios profundos. Más, paso a paso, aprovechando todos los resquicios de las leyes heredadas del neoliberalismo, se fueron perfilando medidas muy importantes: se dio marcha atrás a la reforma peñista sobre educación, aunque aún está pendiente realizar una profunda reforma educativa democrática y patriótica. Se implementaron programas sociales tendientes a reducir la brecha entre los ricos y los pobres. Se recuperó la tradicional política exterior sustentada en los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo. Se dio inicio al rescate del sector energético, fundamentalmente de PEMEX y la CFE, rompiendo con ello el dogma neoliberal de alejar al Estado de la participación directa en la economía. Se inició el proceso de reestructuración del sistema de salud, gracias a lo cual México ha podido hacer frente dignamente a la pandemia del Covid- 19.  Se ha diseñado un plan de recuperación económica, ante la crisis causada por esta pandemia y, por primera vez en más de 30 años, el gran capital no será el elemento al que se dirigirán las inversiones públicas; será un plan de recuperación a partir del mejoramiento de la economía familiar, de las microempresas e incluso del llamado sector informal.

Todo esto ha desatado la ira de la reacción que, siguiendo los patrones diseñados por el imperialismo para desestabilizar a los gobiernos de Venezuela y Bolivia, pretenden asestar un golpe de estado en contra de López Obrador. Nuestro partido, ante este peligro, ha llamado a todo el pueblo a defender al gobierno que inicia la Cuarta Transformación del país. Concretamente la Dirección Política Nacional está impulsando dos frentes muy importantes, el primero, al que denominamos Frente Democrático de Izquierda, con dos organizaciones que abiertamente se declaran marxista leninistas: el Movimiento del Comunismo Mexicano y el Partido de los Comunistas Mexicanos, con quienes mantenemos relaciones cordiales y de camaradería.

El segundo frente es el de la Unidad de las Izquierdas, mucho más amplio, ha realizado tres encuentros nacionales y el cuarto, que debió realizarse la semana pasada, se ha suspendido hasta que las condiciones sanitarias lo permitan. Este frente surge de la inquietud derivada de las deficiencias del Morena para defender al gobierno de López Obrador y de impulsar un programa democrático y popular que sea capaz de aglutinar a las mejores fuerzas de México para refrendar el triunfo electoral en 2018 y construir un escenario más favorable a las fuerzas populares y antineoliberales. Desde aquí se ha impulsado a los Comités de Defensa de la 4T, cuyo propósito inmediato es hacerle frente a los embates de la reacción y convertirse en un factor importante en las elecciones de 2021. Cabe mencionar que, en algunos estados, la estructura de Morena ha hecho suya esta iniciativa y se sumado a la promoción de los Comités de Defensa de la 4T.

Nuestro Partido participa de manera constructiva y unitaria en este frente de lucha antineoliberal y por la Cuarta Transformación, influyendo positivamente  tanto en la Unidad de las Izquierdas como en el mismo Morena. Destacada presencia hemos tenido en Oaxaca, en el Valle de México, en Hidalgo, en Jalisco y Chihuahua; donde continuamente nos invitan a realizar cursos, talleres, charlas y conferencias a los militantes del Morena. Mención especial merecen los estados de Zacatecas y Baja California en los cuales nuestros compañeros se han puesto al frente de las luchas del pueblo. En el primero nuestro partido es la cabeza del FSSP que aglutina varias organizaciones sociales y sindicatos y a diario están en la pelea. En Baja California la lucha por el agua no hubiera llegado a buen término de no ser por la destacada presencia del Partido Popular Socialista de México y de nuestra querida compañera Martha Elvia García García, miembro de la Dirección Política Nacional, ejemplo de lucha, perseverancia y honradez política. A ella, el pueblo de Mexicali y de todo su estado le debe el triunfo del plebiscito que sirvió de base para que el presidente López Obrador decidiera negar los permisos para el consumo de agua a la cervecera transnacional que pretendía apropiársela.

Consideramos que es el momento de dar un nuevo impulso a nuestra Partido, hacerlo crecer en lo cuantitativo. Hoy existen las condiciones para ello. Los mejores elementos que están impulsando la lucha contra el neoliberalismo, deben formar parte de nuestras filas. Nosotros somos los responsables de llamarlos.

En el plano cualitativo, tenemos que discutir cuales son nuestros nuevos planteamientos. Cuáles son las medidas que nosotros consideramos que debe impulsar el gobierno. Cómo fortalecer la economía en manos del Estado, cómo recuperar la soberanía alimentaria. Cómo debe ser la política fiscal y cómo deben manejarse los sectores prioritarios de la economía. Debemos tener claro nuestras propuestas en materia de política social y nuestros planteamientos en cuanto a los organismos financieros internacionales, las inversiones extranjeras, la deuda externa y nuestras propuestas en el orden de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Con esta reunión de análisis celebramos nuestro 72 Aniversario. Sin duda será fructífera y redundará en nuestro fortalecimiento.

¡Viva el Partido Popular Socialista de México!

¡Viva el Maestro Vicente Lombardo Toledano!

¡Viva nuestro 72 Aniversario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *